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sábado, 12 de febrero de 2011

EL AMARANTO Y LA ALIMENTACIÓN PARA BEBES

 
Hoy vamos a hablar de otra semilla casi desconocida pero todo un tesoro en riqueza de nutrientes que son muy adecuados para la alimentación infantil: el amaranto.

Los cereales constituyen la fuente de nutrientes más importante en la historia del ser humano desde el Neolítico. Su cultivo y almacenamiento fueron la base de las civilizaciones más antiguas tanto en África, América, la India y Mesopotamia, las cunas de la cultura sedentaria.

Cada cereal se relaciona con cada una de las civilizaciones y con ellas, con cada una de las grandes culturas de las que todos provenimos. El grano, con la sedentarización, se convirtió en sagrado, un regalo de los dioses a los hombres. Igual que los europeos mediterráneos desarrollaron el cultivo del trigo, otros pueblos basaron su civilización y su gastronomía en otros cereales: el arroz de Asia está muy extendido entre nosotros, pero no tanto los procedentes de las culturas africanas, que fueron de enorme vigor, basaban sus cultivos en el sorgo y el mijo.

En América el maíz era la base de la alimentación pero también se usaban la quínoa y el amaranto, siendo este último el que vamos a tratar en este tema.

Historia del AMARANTO

La conquista de América supuso algo más que una imposición política y religiosa, constituyó un poderoso intento de aculturación, eliminando las formas de vida tradicionales donde fue posible. Los cultivos autóctonos, como la quínoa y el amaranto suponían la posibilidad de la autarquía alimentaria de los pueblos conquistados, y, por ello, eran enemigos de la nueva civilización conquistadora. Su cultivo se redujo a lugares casi inaccesibles y perdieron su preponderancia en la dieta de los pueblos indígenas. Sin embargo no desaparecieron y este siglo ha supuesto su reconocimiento y recuperación.

Los aztecas usaban el amaranto en sus ceremonias religiosas pero su cultivo llegó incluso a ser prohibido, por sus connotaciones espirituales que daban continuidad a la conciencia de pueblo independiente y por sus indudables cualidades, que por su facilidad de cultivo y riqueza nutricional, daban la posibilidad de reforzar posibles intentos de independencia.

El amaranto se conoce también como “bledo” y hasta el refranero desprestigia su consumo con el conocido dicho “me importa un bledo”, consumando así su concepto como alimento despreciable.

Pero la realidad es muy diferente, el amaranto, el bledo, es una hierba muy semejante a los cereales, por lo que vamos a descubrirla en este agrupamiento de temas sobre los cereales en la alimentación infantil.

Su cultivo se fecha hace 7000 años. Los mayas fueron los primeros en usarlo, pero se extendió también su cultivo en las culturas inca y azteca.
Propiedades del amaranto

El amaranto es “primo” de las acelgas y las espinacas. Sin embargo, aunque sus hojas con también comestibles, son las semillas las que se usan preferentemente para la alimentación humana, pues su riqueza en nutrientes, como en el caso de la quínoa, es excepcionalmente completa.

Se trata de un alimento todavía poco usado, a diferencia del maíz o la soja, que se utilizan para la alimentación directamente o para otros usos industriales como la producción de aceites, medicinas o cosméticos. Sin embargo, el potencial nutricio del amaranto lo convierte en uno de los alimentos del futuro, ya que es fácil de cultivar y tiene propiedades alimenticias enormes.

No tiene gluten, por lo que es adecuado para los celíacos y para los bebés. Es un alimento que en algunos aspectos se parece a la leche ya que es rico en proteínas y contiene calcio y otros muchos minerales. Su cantidad de proteínas, que va del 15 al 18 % y contiene aminoácidos esenciales de manera completa.

En principio y en general se recomienda incorporar el amaranto, por precaución, a partir de los siete meses, a pesar de no tener gluten, aunque no es un alimento alergénico.

Quizá el elemento más interesante que contiene, además de la riqueza de proteínas de alta calidad y del almidón, que posee en un 50 o 60%, es el hierro. Tengamos en cuenta que incorporar la alimentación complementaria tiene, sobre todo, la intención de proporcionar hierro a los bebés, pues a partir de los seis meses puede haber una deficiencia en su dieta láctea, sobre todo si se ha pinzado y cortado prematuramente el cordón, lo que sigue siendo una práctica habitual en muchas maternidades.

Pero no solo en proteínas son fuertes la quínoa y el amaranto. No tiene grasas no saludables, y contiene hierro, calcio, fósforo, fibra, vitamina E y una apreciable cantidad de vitaminas del grupo B.- Son también pobres en grasas y más ricos en hierro, calcio, fósforo, fibra y vitamina E, con respecto a los cereales clásicos. También poseen apreciable cantidad de vitaminas del grupo B.


Preparación y consumo

El amaranto se encuentra en tiendas de alimentación especializada y herbolarios. Lo podemos encontrar también en papillas preparadas para bebés, mezclado con otros cereales, y es una opción interesante si nos inclinamos por usar en alguna ocasión estos cómodos preparados.

También podemos comprar harina, que se cuece en caldo o se puede usar para preparaciones variadas, como hacer pan mezclándola con trigo o para croquetas y salsas.

Usualmente la forma de consumir el amaranto es en semillas. En algunas recetas se tuestan y se añaden a sopas y ensaladas, y además pueden usarse como si fueran fideos añadiéndolos a un caldo sabroso. También sirven para hacer pasteles y postres deliciosos y muy nutritivos.

Conclusión

El amaranto es una semilla muy semejante a los cereales, que, por su excelente proporción de proteínas de alta calidad, minerales y vitaminas, es muy adecuado para la dieta infantil en diferentes preparaciones.

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